Tratamiento e Intervención
“El tratamiento supone intervenciones clínicas sobre las personas con el objeto de entender, aliviar y resolver trastornos psicológicos: emocionales, problemas de conducta, preocupaciones personales y otros. Se entiende que todo tratamiento o intervención supone algún tipo de relación interpersonal y situación social. Estas formas de ayuda pueden denominarse psicoterapia, terapia o modificación de conducta, terapia cognitiva (o cognitivo-conductual), terapia psicoanalítica, terapia sistémica, terapia existencial (fenomenológica o humanística), consejo o asesoramiento psicológico, o puede todavía reconocerse con otros nombres dependiendo de la orientación y preferencia del clínico”.
Colegio Oficial de Psicólogos de España (1998). Perfiles profesionales del psicólogo. Madrid: Col. Of. Psicólogos

Terapia cognitivo-conductual
Es el enfoque en esta consulta.
Es un procedimiento de intervención que consiste en la utilización de una serie de técnicas y estrategias con el fin de modificar conductas manifiestas (motoras) y encubiertas (cogniciones).
La terapia cognitiva parte del supuesto que nuestras conductas y sentimientos son consecuencia de nuestra forma de interpretar los acontecimientos vitales (creencias, cogniciones); algunas de estas cogniciones se supone están en la base de los trastornos psicológicos.
A lo largo de nuestra vida aprendemos a procesar la información que recibimos e interpretar la realidad según unos esquemas que vamos construyendo. Éstos se automatizan con su uso y llegan a ser inconscientes. Algunos de ellos son negativos y provocan distorsiones cognitivas (pensamientos disfuncionales, que no siguen un razonamiento lógico) y dan lugar a reacciones emocionales que implican sufrimiento.
En el proceso terapéutico el/la psicólogo/a enseña al paciente a identificar y discutir estos pensamientos racionalmente, modificando como consecuencia sus respuestas emocionales y conductuales y mejorando su calidad de vida.
En una terapia psicológica se establece una relación dinámica y de colaboración entre el paciente y el terapeuta; la terapia la podemos dividir principalmente en dos fases: evaluación y tratamiento.
- En la primera, el paciente plantea sus quejas o problemas y el/la psicólogo/a recoge toda la información pertinente para comprender el origen y mantenimiento de dichos problemas.
- En la segunda, el/la psicólogo/a realiza el Análisis Funcional de las conductas-problema e informa al paciente de los resultados de su evaluación; juntos establecen los objetivos del tratamiento, comenzando la terapia propiamente dicha.
Ambos, paciente y terapeuta, trabajarán en colaboración buscando soluciones para superar los problemas. El/la psicólogo/a enseña al paciente unas estrategias y técnicas que éste ha de aprender y generalizar a su vida cotidiana.
Por tanto, la terapia psicológica supone una implicación activa y responsable del paciente en el proceso de solución de sus problemas. Y tanto el paciente como el terapeuta podrán valorar en todo momento si el tratamiento está siendo eficaz, es decir, si se están alcanzando los objetivos terapéuticos. El tratamiento termina cuando se consiguen dichos objetivos.
El objetivo final es que la persona adquiera autonomía y seguridad para solucionar sus problemas.
La duración de la terapia es variable, dependiendo entre otros factores, de la gravedad del problema y de las características personales, con una periodicidad de una sesión semanal que se irá distanciando a medida que el paciente mejore; podemos establecer una media de 4-6 meses, pero hay terapias de un mes de duración y otras de un año.