Qué es procrastinar:
La procrastinación consiste en el aplazamiento constante de tareas; el resultado suele ser un desempeño bastante mediocre de las mismas y una sensación de estrés, frustración y culpa. En mayor o menor medida, todos hemos procrastinado alguna vez.
¿Por qué actuamos así?
Principalmente por tres razones:
- La satisfacción que ofrece aplazar la tarea en el momento; es decir, la gratificación inmediata prevalece sobre las consecuencias negativas a largo plazo.
- La motivación para la tarea, que está directamente relacionada con el establecimiento de un objetivo/meta claros.
- La mala gestión del tiempo.
¿Qué podemos hacer para dejar de procrastinar?
- Identificar qué sentimientos nos producen las tareas que aplazamos (ahí suele estar la razón fundamental de la procrastinación). El objetivo final es encontrar la motivación para la tarea.
- Revisar nuestro diálogo interno, cómo nos hablamos, desterrando las excusas. Cambiar el “tengo que hacer” por “quiero hacer”.
- Gestionar el tiempo, incluyendo todo tipo de actividades, estableciendo unas prioridades y cumpliéndolas por encima de todo.
- Hacer una planificación de todas nuestras actividades diarias, incluyendo tanto las tareas “obligatorias” (trabajo, estudio, tareas del hogar, cuidado de los hijos,…) como las de ocio (hobby, relaciones sociales,…).
- Construir un entorno que nos facilite la concentración en la tarea que queremos realizar, libre de distracciones.
- Recompensar nuestros logros (la realización de las tareas): proporcionarnos reforzadores (cualquier “cosa” que sea agradable: actividad, comida, bebida,…).
- Acudir a un/a psicólogo/a si no lo conseguimos; nos ayudará ideando un plan a nuestra medida.