Podemos agrupar las manifestaciones de las respuestas de miedo o de ansiedad en tres grandes componentes:

  • Físico: sensaciones corporales.
  • Cognitivo: lo que pensamos, lo que esperamos que suceda, lo que creemos.
  • Comportamental: nuestra conducta, nuestra actuación.

Aspecto físico: son las sensaciones corporales, los cambios físicos que se producen cuando experimentamos miedo o ansiedad. Muchos de estos cambios también se dan cuando se realiza ejercicio físico, en momentos de excitación o de activación sexual, etc. Como ejemplos, tenemos los siguientes: palpitaciones, sudoración, sequedad de boca, temblores, hormigueo, falta de aire, opresión en el pecho, sensación de mareo, náuseas, molestias en el estómago…

Todos estos síntomas sólo son reacciones del cuerpo y no son peligrosas. Algunas personas experimentan estas sensaciones más frecuentemente o de modo más intenso que otras, pero, de nuevo, es fundamental recordar que el miedo y la ansiedad implican reacciones corporales normales.

Aspecto cognitivo: hace referencia a nuestros pensamientos, lo que esperamos que suceda, lo que creemos. Son todas las cosas que se nos pasan por la cabeza cuando experimentamos miedo o ansiedad. Por ejemplo, “Me voy a ahogar”, “Mi corazón va a estallar”, “No voy a saber qué decir”, “Voy a hacer el ridículo”, “Mi hijo va a tener un accidente”…

Aspecto motor o del comportamiento: el miedo o la ansiedad tienen una parte de acción, esto es, las conductas que realizamos o las conductas que no realizamos. Podemos correr, pedir ayuda, tomar alguna medicación, quedarnos paralizados, quedarnos sin habla, protegernos en la situación de alguna manera (apoyar la mano sobre la mesa para que no tiemble) o evitar el objeto o la situación que tememos (no ir a una casa si sabemos que hay un perro; dejar de acudir a una cita).

 

Importancia del pensamiento

Los tres modos que tiene de manifestarse el miedo o la ansiedad, físico, cognitivo y comportamental, están muy relacionados entre sí. Fijémonos en el siguiente ejemplo:

  • Imaginemos que está en su casa tumbado en la cama. De repente oye un ruido de cristales rotos. Usted piensa: “ha entrado un ladrón por la ventana”.

¿Qué sensaciones corporales experimentaría? ¿Qué haría?

  • Por el contrario, usted piensa: “el viento ha roto el cristal”.

¿Qué sensaciones corporales experimentaría? ¿Qué haría?

Analicemos las dos situaciones. ¿Qué diferencias hay entre ellas? ¿Qué conclusión podemos sacar?

Posiblemente usted haya llegado a la siguiente conclusión: las sensaciones corporales que experimentamos y el modo en que nos comportarnos son diferentes dependiendo de cómo interpretamos una situación.

Si nuestra interpretación de un ruido es que “es un ladrón” quizás experimentemos una respuesta de miedo con todas sus consecuencias corporales y comportamentales. Si, por el contrario, interpretamos que “el ruido lo produce el viento”, seguramente reaccionaremos de otro modo.

Lo que pretendemos con este ejemplo es poner de relieve el papel tan importante que tienen los pensamientos. Recuerde: la interpretación que hacemos de una situación puede hacer que se produzca una respuesta de miedo o de ansiedad o que ésta no se produzca.

 

RESUMEN

  • El miedo y la ansiedad son respuestas normales de nuestro cuerpo.
  • Por lo general, el miedo y la ansiedad resultan útiles para nosotros, ya que nos ayudan a enfrentarnos a verdaderos peligros y a numerosas situaciones cotidianas de forma eficaz.
  • Es cierto que, en ocasiones, las manifestaciones del miedo y la ansiedad pueden ser desagradables, pero no son perjudiciales para nuestro cuerpo.
  • Podemos agrupar las manifestaciones del miedo y la ansiedad del siguiente modo:
    • componente físico: sensaciones corporales
    • componente cognitivo: pensamientos, interpretaciones acerca de la situación
    • componente comportamental: lo que hacemos (o lo que no hacemos), nuestras acciones, nuestra actuación
  • Existe una relación entre los tres componentes: las sensaciones corporales y el comportamiento variarán dependiendo del modo en que interpretemos una situación.

 

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