La empatía consiste en la comprensión de las ideas y sentimientos de otra persona.

Supone escuchar atentamente, formular preguntas, dejar a un lado los propios juicios de valor y utilizar la imaginación para comprender el punto de vista del otro, sus opiniones, sentimientos, motivaciones y situación.

  • La empatía no es sentir del mismo modo que siente alguien. Eso es simpatía, una actividad afín pero diferente que no siempre es posible o apropiada.
  • La empatía no consiste en actuar de forma tierna y comprensiva. Eso es apoyo, otra actividad que no siempre es posible o apropiada.
  • La empatía no es tampoco acuerdo o aprobación.
  • Una verdadera empatía es el antídoto definitivo a la cólera y el resentimiento. La cólera la causan los pensamientos, no las acciones de los demás. Cuando te tomas el tiempo necesario para comprender minuciosamente los pensamientos y motivaciones de los demás, dejas de cometer el error de adivinación y el hábito de inculpar. Ves la lógica subyacente a las acciones de los demás.

Puedes coincidir o no con esa lógica, o gustarte o no sus acciones, pero las comprendes. Y ello puede cambiar totalmente tus sentimientos y actitudes.

Llegas a ver que una verdadera maldad y bajeza son raras, que la gran mayoría de personas buscan placer o evitan el dolor de la forma que les parece mejor. Tú eres libre entonces de aceptar los hechos, perdonar al ofensor y avanzar.

Puedes formularte tres preguntas para facilitar la comprensión:

  1. ¿Qué necesidad/es estaba (él/ella) intentando satisfacer con su conducta?
  2. ¿Qué creencia o conocimientos influyeron en la conducta?
  3. ¿Qué dolor, daño u otros sentimientos influyeron en la conducta?

 

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