Los adolescentes no poseen las estrategias adecuadas para la identificación, comprensión y reacción hacia la violencia de género en sus relaciones porque conviven modelos de comportamiento igualitarios con modelos de relaciones desiguales reforzados por estereotipos sexistas fuertemente arraigados. La contradicción entre los discursos de igualdad y las prácticas de desigualdad hacen estragos entre la población adolescente, que está en formación.
Prevenir la violencia de género significa contribuir a una nueva socialización donde aportemos otras ideas y valores que consideremos deseables y más convenientes sobre el amor, los modelos amorosos y los modelos femeninos y masculinos que consideramos atractivos.
El objetivo y reto para los años venideros es que tanto las chicas como los chicos adquieran las capacidades básicas para su desarrollo humano integral, en especial, las chicas el logro de la autonomía personal y emocional, y los chicos el desarrollo de la ética del cuidado, la expresión emocional y la empatía para la convivencia.
Artículo publicado en la revista Prolepsis, nº 10, del Colegio Oficial de Psicólogos de Castilla y León.
> Ana M. Fernández González