Las distorsiones cognitivas son interpretaciones erróneas de la realidad que llevan a la persona a percibir el mundo de manera poco objetiva, además de disfuncional. Se presentan en forma de pensamientos automáticos y desencadenan emociones negativas que dan lugar a conductas no deseadas o desadaptativas.
SOBREGENERALIZACIÓN: a partir de un hecho aislado haces una regla general (siempre, todo, nunca, todo el mundo, nadie).
Ej.: “Siempre hago las cosas mal” en lugar de “Me he equivocado al escribir la dirección”.
DESIGNACIÓN GLOBAL: utilizas automáticamente denominaciones peyorativas para describirte a ti mismo/a, en vez de ser preciso/a y específico/a.
Ej.: “Soy un imbécil” en lugar de “No he visto la señal de prohibido aparcar”.
FILTRADO: prestas atención selectivamente a lo negativo y desatiendes a lo positivo.
Ej.: “He cocinado salado” en lugar de “He echado más sal de la necesaria en la sopa y el resto de la comida tenía muy buen sabor”.
PENSAMIENTO POLARIZADO: llevas las cosas a sus extremos, “blanco o negro”, sin un término medio.
Ej.: ”No le importo a Juan” en lugar de “Ha rechazado mi invitación porque tenía un compromiso previo”.
AUTOACUSACIÓN: te culpas permanentemente de cosas que pueden no ser culpa tuya.
Ej.: “Mi hijo ha sufrido un accidente por mi culpa; no tenía que haberle dejado ir a la excursión” en lugar de “El autobús en que viajaba mi hijo chocó contra otro vehículo”.
PERSONALIZACIÓN: supones que todo tiene que ver contigo y te comparas negativamente con los demás.
Ej.: “Mi amiga tiene mala cara; debe estar enfadada conmigo” en lugar de “Mi amiga tiene mala cara; quizá le duela algo o tenga alguna preocupación”.
LECTURA DE LA MENTE: supones que no gustas a los demás, no se interesan por ti, etc…, sin evidencia real de que tus suposiciones sean correctas.
Ej: “Ha preferido quedarse en casa porque se aburre conmigo” en lugar de “Puede que se aburra o puede que tenga dolor de cabeza, o cualquier otro motivo que desconozco”.
FALACIAS DE CONTROL: sientes que tienes una responsabilidad total sobre todo, o bien sientes que no tienes control sobre nada, que eres una víctima desamparada.
Ej.: “Es mi deber resolver los problemas de mi familia” o “No puedo resolver los problemas de mi familia” en lugar de “Este aspecto del problema sí depende de mí, aunque los otros no”.
RAZONAMIENTO EMOCIONAL: supones que las cosas son de la forma que las sientes, es decir, razonas según tu estado de ánimo.
Ej.: “Me siento solo porque no soy digno de ser querido” en lugar de “Que esté solo no significa que sea una persona inadecuada”.